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LA ENTREVISTA

Luis López

- Creador del Museo de la Bicicleta -

- Lo único que pido a las personas que lo visitan es que si ven una bicicleta por ahí, me la traigan -


 

 

 

 

 

 

 

"El museo ocupa unos 60 m2 y están expuestas en vitrinas. Calculo que habrá unas 1.500 mini bicicletas de todos los tipos"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Comencé con una colección de motos, pero como hay tantas en el mercado y no podía hacerme con todas decidí vender la colección"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"El precio de las bicicletas que hay expuestas será de 18.000 euros, aunque se invierte mucho tiempo y dinero en conseguirlas porque no es fácil"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"El museo se llama Magjupicarte por mis cinco hijos: Magdalena, Juan, Pilar, Carlos y Teresa"

 

 

 

   

Hay colecciones de todo tipo y para todos los gustos, pero pocas existirán que estén formadas por 1.500 mini bicicletas. Esta es la colección de Luis López que después de ir comprando diferentes bicicletas a lo largo de 20 años y acumularlas en casa, se decidió a crear un museo con ellas en uno de los comedores de su restaurante en Alfaro.

La entrada al museo es gratuita y se puede visitar durante las horas que está abierto el Asador San Roque. Las bicicletas están colocadas en vitrinas iluminadas y en ella se muestran desde bicicletas hechas de alambre o tornillos hasta bicicletas de chocolate o las que llevaba la Nancy o los Playmobil. Para todos los gustos.

- ¿Dónde se puede encontrar este museo?

- Estamos en Alfaro, en la calle San Roque nº 3 y todo el que quiera puede venir a visitarlo. Es gratuito y está abierto durante las horas que está abierto el Asador San Roque porque el museo se creó en uno de los comedores que tiene el asador, aunque cuenta con una entrada independiente a la del restaurante y ocupa unos 60 metros cuadrados porque como son bicicletas en miniatura tampoco hace falta mucho espacio ya que se colocan en vitrinas. Además, hay ocasiones en las que si tengo un grupito para el restaurante, como en la sala donde está el museo tengo una mesa en el centro, les pongo allí y así cenan en un entorno diferente.

- ¿Cuándo comenzó a coleccionarlas?

- Llevamos 20 años recopilando bicicletas por todo el mundo y ahora tenemos 1.500 bicicletas y son todas muy diferentes y con diferentes materiales.

- ¿Y cómo se le ocurre esta idea de crear un museo de la bicicleta?

- Hace muchos años yo tenía una colección de motos pero hay infinidad de motos y me cansé de estar siempre buscando las motos que había en el mercado y era imposible hacerme con todas, entonces me harté de coleccionar motos en miniatura y vendí la colección. Pero después, me compré una bicicleta en miniatura porque me gustó y es muy difícil conseguirlas. Es muy diferente a las motos porque de bicicletas hay menos variedad y en cuanto empiezas a tener varias es complicado encontrar una que no tengas ya.

- ¿Y por qué recibe ese nombre tan peculiar el museo?

- Decidí ponerle el nombre Magjupicarte por mis cinco hijos que me han ayudado a conseguir todas las bicicletas que tengo. Magjupicarte viene de los nombres Magdalena, Juan, Pilar, Carlos y Teresa.

- ¿Cuándo decide mostrar su colección al público?

- Pues fue hace unos dos años, aproximadamente. Teníamos todas las bicicletas en casa metidas en cajas y decidimos preparar ese local con las vitrinas iluminadas con luz de led.

- ¿Dónde o cómo se consiguen estas bicicletas?

- Hay un chico en Italia que hace bicicletas de alambre y tiene una colección de 30 y se la compré. Voy a ferias y cuando veo alguna bicicleta de madera, la compro. También tengo una que me trajo un amigo soldada de tornillos que trajo de Croacia. Pero muchas veces no es lo que valen, sino el detalle. Hay algunas que cuestan tres euros pero también hay otras de porcelana que valen 1.500 euros o de plata que valen 1.000 euros y luego por ejemplo hay otra colección que sacó El Prado y estaba formada por ochenta bicicletas que formaban la historia de la bicicleta y que costaban 12 euros. También tengo la historia de la bicicleta contada en guijarro, con piedritas chiquitinas... También tengo de chocolate, de pasta, de madera, de porcelana...

- Imagino que Internet también le habrá facilitado mucho la compra...

- Muchísimo. Ahora mismo en el único sitio en el que veo bicicletas que no tengo, pero que no puedo conseguirlas por el precio que tienen es en Internet. Hay algunas que llegan a costar 6.000 euros porque son de oro, pero no puedo gastarme ese dinero en una bicicleta. Bastante he hecho ya que he comprado las de plata...

- ¿Cuál fue la primera mini bicicleta que tuvo?

- Me la regaló un amigo, 'Chiquito'. Me trajo una mini bicicleta medio soldada y tenía unos 12 cm. de anchura por 7 de altura y me gustó y empecé a comprar. Y cada vez que iba a un sitio pues compraba una. Tengo de las que se venden en los puestos de las ferias en fiestas que van con pilas, hay bicicletas de dos, de cuatro, reclinables, hay otras de un centímetro... La verdad es que es para verlo.

- ¿Y de dónde viene su afición por el ciclismo?

- Hace cinco años cogí mucho peso y mi hermano me dijo que teníamos que ir a andar en bicicleta para que perdiera piso y durante este tiempo me he hecho 125.000 Kilómetros. Entonces, ahora soy un enamorado de la bicicleta, pero no de la mini porque siempre me ha gustado mucho coleccionar, de la de verdad. Y la decisión de colocarlas como museo fue porque como ahora me muevo por el mundillo de la bicicleta pues viene mucha gente que anda conmigo, la gente que viene al restaurante, los compañeros con los que voy a andar en bici... Lo que pretendía es que fuera el centro de la bicicleta de Alfaro y por eso he decidido exponerla porque yo gozo el que más al verla.

- ¿Podría valorar el precio de las bicicletas que tiene expuestas?

- Yo creo que unos 18.000 euros. Este es el precio que tendrían las bicicletas, pero lo que más cuesta es buscarla porque igual una bicicleta cuesta ocho euros pero hasta que te haces con ella, le llamas y consigues ir a por ella... Hay que tener mucha ilusión por conseguirlas.

- ¿Ha recibido muchas visitas durante estos dos años?

- Todavía hay mucha gente que no lo conoce, pero todo el que viene se va encantado. Tengo un libro de visitas en el que pido a todo el que entra que si ven alguna bicicleta en algún sitio es que me la compren que yo se la compraré y también les pido que me escriban en el libro de visitas su opinión sobre el museo. Además luego añado quién me la ha cedido o a quién se la he comprado.

- ¿Ha contado con algún tipo de financiación para crear el museo?

- No, lo que hay es lo que he ido adquirido durante estos 20 años y también las que me han regalado. Por ejemplo, me han traído una de Croacia que está hecha con unos tornillos, también me han traído otra de Alemania, de Bélgica y ahora me van a traer unas de China y me han dicho que me traerán una caja llena. Pero también tengo las bicicletas de la Nancy, de Playmobil...

- ¿Tiene a alguna un cariño especial?

- Pues la verdad es que no sabría decidirme. Me gusta mucho la primera bicicleta que hubo, que no tenía pedales y tengo los muñecos de época, de 1820 que fue cuando se creó la primera... También tengo algún tándem de seis, otra de nieve...

- ¿Y también tiene tantas bicicletas de tamaño normal?

- No, no, no. De las bicicletas normales tengo dos de carretera y una de montaña. Y luego tengo una que me encanta y que es de las que hay en Holanda, las que vas tumbado.

- ¿Tiene alguna otra colección?

- Soy aficionado al coleccionismo y tengo una colección de unas 15 o 20 plumas y también una de dinosaurios pequeños, que los tengo intercalados con las bicicletas para no tener tantas cosas en casa.

 
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