Hay colecciones de todo tipo y para todos
los gustos, pero pocas existirán que estén formadas por 1.500 mini
bicicletas. Esta es la colección de Luis López que después de ir comprando
diferentes bicicletas a lo largo de 20 años y acumularlas en casa, se
decidió a crear un museo con ellas en uno de los comedores de su restaurante
en Alfaro.
La
entrada al museo es gratuita y se puede visitar durante las horas que está
abierto el Asador San Roque. Las bicicletas están colocadas en vitrinas
iluminadas y en ella se muestran desde bicicletas hechas de alambre o
tornillos hasta bicicletas de chocolate o las que llevaba la Nancy o los
Playmobil. Para todos los gustos.
- ¿Dónde se puede
encontrar este museo?
- Estamos en Alfaro, en la calle San Roque
nº 3 y todo el que quiera puede venir a visitarlo. Es gratuito y está
abierto durante las horas que está abierto el Asador San Roque porque el
museo se creó en uno de los comedores que tiene el asador, aunque cuenta con
una entrada independiente a la del restaurante y ocupa unos 60 metros
cuadrados porque como son bicicletas en miniatura tampoco hace falta mucho
espacio ya que se colocan en vitrinas. Además, hay ocasiones en las que si
tengo un grupito para el restaurante, como en la sala donde está el museo
tengo una mesa en el centro, les pongo allí y así cenan en un entorno
diferente.
- ¿Cuándo comenzó a
coleccionarlas?
- Llevamos 20 años recopilando bicicletas
por todo el mundo y ahora tenemos 1.500 bicicletas y son todas muy
diferentes y con diferentes materiales.
- ¿Y cómo se le ocurre
esta idea de crear un museo de la bicicleta?
- Hace muchos años yo tenía una colección de
motos pero hay infinidad de motos y me cansé de estar siempre buscando las
motos que había en el mercado y era imposible hacerme con todas, entonces me
harté de coleccionar motos en miniatura y vendí la colección. Pero después,
me compré una bicicleta en miniatura porque me gustó y es muy difícil
conseguirlas. Es muy diferente a las motos porque de bicicletas hay menos
variedad y en cuanto empiezas a tener varias es complicado encontrar una que
no tengas ya.
- ¿Y por qué recibe ese
nombre tan peculiar el museo?
- Decidí ponerle el nombre Magjupicarte por
mis cinco hijos que me han ayudado a conseguir todas las bicicletas que
tengo. Magjupicarte viene de los nombres Magdalena, Juan, Pilar, Carlos y
Teresa.
- ¿Cuándo decide mostrar
su colección al público?
- Pues fue hace unos dos años,
aproximadamente. Teníamos todas las bicicletas en casa metidas en cajas y
decidimos preparar ese local con las vitrinas iluminadas con luz de led.
- ¿Dónde o cómo se
consiguen estas bicicletas?
- Hay un chico en Italia que hace bicicletas
de alambre y tiene una colección de 30 y se la compré. Voy a ferias y cuando
veo alguna bicicleta de madera, la compro. También tengo una que me trajo un
amigo soldada de tornillos que trajo de Croacia. Pero muchas veces no es lo
que valen, sino el detalle. Hay algunas que cuestan tres euros pero también
hay otras de porcelana que valen 1.500 euros o de plata que valen 1.000
euros y luego por ejemplo hay otra colección que sacó El Prado y estaba
formada por ochenta bicicletas que formaban la historia de la bicicleta y
que costaban 12 euros. También tengo la historia de la bicicleta contada en
guijarro, con piedritas chiquitinas... También tengo de chocolate, de pasta,
de madera, de porcelana...
- Imagino que Internet
también le habrá facilitado mucho la compra...
- Muchísimo. Ahora mismo en el único sitio
en el que veo bicicletas que no tengo, pero que no puedo conseguirlas por el
precio que tienen es en Internet. Hay algunas que llegan a costar 6.000
euros porque son de oro, pero no puedo gastarme ese dinero en una bicicleta.
Bastante he hecho ya que he comprado las de plata...
- ¿Cuál fue la primera
mini bicicleta que tuvo?
- Me la regaló un amigo, 'Chiquito'. Me
trajo una mini bicicleta medio soldada y tenía unos 12 cm. de anchura por 7
de altura y me gustó y empecé a comprar. Y cada vez que iba a un sitio pues
compraba una. Tengo de las que se venden en los puestos de las ferias en
fiestas que van con pilas, hay bicicletas de dos, de cuatro, reclinables,
hay otras de un centímetro... La verdad es que es para verlo.
- ¿Y de dónde viene su
afición por el ciclismo?
- Hace cinco años cogí mucho peso y mi
hermano me dijo que teníamos que ir a andar en bicicleta para que perdiera
piso y durante este tiempo me he hecho 125.000 Kilómetros. Entonces, ahora
soy un enamorado de la bicicleta, pero no de la mini porque siempre me ha
gustado mucho coleccionar, de la de verdad. Y la decisión de colocarlas como
museo fue porque como ahora me muevo por el mundillo de la bicicleta pues
viene mucha gente que anda conmigo, la gente que viene al restaurante, los
compañeros con los que voy a andar en bici... Lo que pretendía es que fuera
el centro de la bicicleta de Alfaro y por eso he decidido exponerla porque
yo gozo el que más al verla.
- ¿Podría valorar el
precio de las bicicletas que tiene expuestas?
- Yo creo que unos 18.000 euros. Este es el
precio que tendrían las bicicletas, pero lo que más cuesta es buscarla
porque igual una bicicleta cuesta ocho euros pero hasta que te haces con
ella, le llamas y consigues ir a por ella... Hay que tener mucha ilusión por
conseguirlas.
- ¿Ha recibido muchas
visitas durante estos dos años?
- Todavía hay mucha gente que no lo conoce,
pero todo el que viene se va encantado. Tengo un libro de visitas en el que
pido a todo el que entra que si ven alguna bicicleta en algún sitio es que
me la compren que yo se la compraré y también les pido que me escriban en el
libro de visitas su opinión sobre el museo. Además luego añado quién me la
ha cedido o a quién se la he comprado.
- ¿Ha contado con algún
tipo de financiación para crear el museo?
- No, lo que hay es lo que he ido adquirido
durante estos 20 años y también las que me han regalado. Por ejemplo, me han
traído una de Croacia que está hecha con unos tornillos, también me han
traído otra de Alemania, de Bélgica y ahora me van a traer unas de China y
me han dicho que me traerán una caja llena. Pero también tengo las
bicicletas de la Nancy, de Playmobil...
- ¿Tiene a alguna un
cariño especial?
- Pues la verdad es que no sabría decidirme.
Me gusta mucho la primera bicicleta que hubo, que no tenía pedales y tengo
los muñecos de época, de 1820 que fue cuando se creó la primera... También
tengo algún tándem de seis, otra de nieve...
- ¿Y también tiene tantas
bicicletas de tamaño normal?
- No, no, no. De las bicicletas normales
tengo dos de carretera y una de montaña. Y luego tengo una que me encanta y
que es de las que hay en Holanda, las que vas tumbado.
- ¿Tiene alguna otra
colección?
- Soy aficionado al coleccionismo y tengo
una colección de unas 15 o 20 plumas y también una de dinosaurios pequeños,
que los tengo intercalados con las bicicletas para no tener tantas cosas en
casa. |