Hace 23 años que comenzó
la colección de Los grandes libros de Calahorra y ahora ve su final, tras la
publicación de 29 libros. Los dos últimos tomos que forman esta colección se
han dedicado a recoger las leyendas y costumbres propias de la ciudad, que
Félix M. Martínez San Celedonio cifra en un centenar. Estos dos últimos
tomos ya pueden adquirirse en las librerías al precio de 35 euros.
El
autor de esta treintena de obras sobre Calahorra, que recogen toda la
información que ha recabado y la que en su día le cedieron Don Pedro
Gutiérrez y Alfonso Bujanda, se muestra muy agradecido a todos los
calahorranos por el apoyo que le han prestado durante estos años.
- Parece que estos dos
libros serán los últimos de su colección...
- Sí, son dos tomos que contienen las
leyendas de Calahorra y que cierran la colección de Los Grandes Libros de
Calahorra, esta especie de enciclopedia que empezó a editarse hace 23 años.
Y estos dos tomos cierran ya mi periodo de actividades dedicadas a la
investigación de Calahorra. Yo comencé a interesarme por la historia de
Calahorra hace medio siglo, y hace unos 40 años publiqué el primer trabajo.
Desde entonces hasta hoy ininterrumpidamente. Pero ha llegado un momento, en
el que mis problemas de vista no me lo permiten. De hecho, estos dos libros
podría decirse que los ha hecho mi hija desde Escocia porque yo ya no puedo
trabajar en el ordenador.
- ¿Orgulloso de ver
terminada su obra?
- Pues sí, son 29 libros y son ediciones de
bibliófilo porque sólo se tiran 100 ejemplares de cada obra. Pero siento
mucho orgullo por dejar esta obra, porque creo que ninguna ciudad con este
tamaño pueda presumir de tener una obra tan completa. Además, estoy muy
contento por la constancia que hemos tenido y porque hemos llegado al final.
- ¿Cuándo comenzó a
interesarse por el pasado de Calahorra?
- Cuando estudiaba el bachiller el profesor
de latín, Don Ildefonso Rodríguez de Lama, sacó a relucir el tema de la
cerámica romana y vio que Miguel Ángel Valoria y yo estábamos muy
interesados en estas cuestiones y nos llevó a recoger piezas de cerámica
romana de hace 2.000 años a La Clínica, pero no al yacimiento, a otro lugar
que estaba cerca. Allí se había roto un desagüe, que pasaba por lo que había
sido una escombrera romana y recogimos mucha y la guardé. A los años, volvió
a surgir otra vez el tema de la cerámica romana a través de Don Pedro
Gutiérrez y yo le dije que todavía conservaba lo que recogí y se la llevé y
a raíz de eso contacté con Don Pedro y acabé siendo su secretario.
Posteriormente, me envió al asilo para que le consultara una duda a Don
Fernando Bujanda y acabé siendo su secretario también y finalmente me
acabaron dejando todo su archivo de Calahorra. Y me dijeron que tenía que
seguir adelante y así hasta hoy. Tanto Don Pedro Gutiérrez como Don Fernando
Bujanda tenían problemas de vista y yo les trascribía los datos en una
máquina de escribir. Y ahí hemos dejado la vida, la vista y hemos dejado
todo.
- También escribió una
Historia de Calahorra hace unos años...
- La Historia de Calahorra son 14 tomos y se
editó hace unos 35 años. Editamos la historia de
Calahorra porque ya la del Padre Lucas se había quedado desfasada y es que
la historia es revisable. Ahora sale otra y dentro de unos años habrá otra.
La historia tiene verdades, cuentos e interpretaciones a cientos. Yo creo
que cada 30 años se revise y se saque otra historia es bueno.
- Ahora, en su nueva obra
habla de leyendas de Calahorra, ¿Cuántas hay?
- Yo creo que un centenar entre leyendas y
costumbres. Y van desde los orígenes de Calahorra con la leyenda de Tubal,
la leyenda del asedio de Calahorra por parte de Asdrúbal y también es muy
popular la leyenda de la ejecución de los Santos que es un cúmulo de
leyendas en un sólo acto.
- ¿Cuáles son esas
leyendas que se agrupan bajo el manto del sacrificio de los Santos?
- Antes de cortarle la cabeza a los Santos,
el anillo de Emeterio y el pañuelo de Celedonio se desprenden de sus manos y
suben al cielo en una nube de fulgor que deja a la gente anonadada y el
verdugo se queda paralizado, aunque finalmente reacciona y les corta la
cabeza. Una leyenda milagro. Después, los Santos cogen la cabeza en sus
manos y siguen predicando la fe de Jesucristo. Leyenda milagro. Tercero: les
arrancan la cabeza y las tiran al Cidacos, bajan hasta desembocar en el
Ebro, después en el Mediterráneo, pasan por el Estrecho de Gibraltar, suben
por la costa atlántica de Portugal, doblan Galicia y aparecen en Santander y
ahí aparecen flotando en una reja. El ermitaño que las ve de noche porque ve
un resplandor y piensa que son de Santos y las guarda. Y el cuarto milagro
es que las cabezas iban flotando en el mar en una reja de hierro.
- De todas las leyendas,
¿Con cuál se queda?
- Sin duda, me quedo con la de Calón y
Calina. Calón fue el defensor de Calahorra ante las tropas de Cartago y
Calina era la sacerdotisa del pueblo y que fue ejecutada delante de los
soldados de Calahorra. Esa es la leyenda más bonita. Cuando hago de guía
paro en la cuesta del Postigo y les cuento la leyenda y creo que es la que
más gusta a la gente.
- ¿Cuál es el contenido
esencial de esa leyenda?
- En la guerra Púnica entre Roma se queda
con Cartago. Roma no les destruye a cambio de pagar un tributo de guerra.
Los cartagineses deciden colonizar Hispania que era muy rica para pagar su
deuda con Roma. Asdrúbal consiguió llegar hasta el Ebro y allí firmó el
Pacto del Ebro con Roma, porque vio peligrar su campaña de Francia, para que
no pasasen del Ebro. Asdrúbal falleció y llegó Aníbal al poder y rompió el
tratado del Ebro, donde se desencadena la guerra entre Cartago y Roma.
Llegaron a los muros de Calahorra, que eligió a Calón para defender la
ciudad. Los cartagineses acamparon junto al Cidacos y pidieron a Calahorra
que se rindiera y como no quisieron irse comenzó el asedio. La guerra no
acababa y Calina, hija de Calón, quería consultar a los dioses y fue
capturada por los cartagineses, que la degollaron. Los sacerdotes
cartagineses creen que tienen a los dioses de su parte y aconsejan comenzar
el combate y cuando llegan a Calahorra ven que no había gente viva, se
habían quedado sin agua y sin alimentos y se vieron obligados a comerse unos
a otros. Y entonces, los cartagineses decidieron arrasar la ciudad y la
sembraron de sal para que nadie jamás viva en lo que ellos creen que
Calahorra es, un nido de víboras, porque somos capaces de comernos a los
nuestros antes de rendirnos.
- ¿Y los que no quieran
perderse estas leyendas, dónde pueden adquirir estos dos tomos?
- Lo pueden adquirir en las librerías y está
disponible por 35 euros. Es una edición muy corta porque se ha financiado
tan sólo con nuestros ahorros. Nunca hemos querido sacar beneficio de esto,
sólo contar toda la información que tengo de Calahorra y que los demás la
disfruten. Y también me gustaría dar las gracias a todos los calahorranos
porque siempre me han apoyado y gracias a ellos he podido escribir estas
obras. |