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    - SALUD -   VIERNES - 03-01-14

Gerardo Aburi. Cuidar el peso vigilando la digestión


Quisimos hacer una entrevista de entrada de año con buenos propósitos para el año nuevo. Cuidarnos, ejercicio, dieta, etc. Y pensamos en entrevistar a Gerardo un señor jubilado que es un milagro de la naturaleza: más de 60 años y aparenta 40. Pero la entrevista se lió, Gerardo habla de su antiguo trabajo, era policía local en una localidad levantina y... La entrevista se desvió pero lo que cuenta es muy interesante así que dejamos que la entrevista fluyera por sí sola.

03-01-14

- Policía municipal en una localidad del Levante español - ABRIR Fotogalería


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La persona debe vigilar cómo reacciona cada alimento en su organismo


- ¿Cómo se llega a su edad en esa condición física tan envidiable?

- Haciendo ejercicio y vigilando la dieta.

- Queremos su secreto no que nos diga lo que ya sabemos.

- Mira la gente se engaña con temas como la genética, el organismo, etc. Hacer dietas milagro, pastillas milagro... Todos tenemos tendencia a engordar. Todos tenemos tendencia a quedarnos en el sillón y anquilosarnos. Hay que ser sincero con uno mismo. Sin dramatizar. Y comer con cabeza.

- ¿Sin régimen?

- Hay muchísimos alimentos muy sanos. Hay que escuchar a tu cuerpo. Lo que digieres bien, te sienta bien. ¿Hay algún límite para comer una ensalada? Puedes llenar el estómago y sentirte satisfecho. He visto casos de gente a régimen que se viene abajo. Pierden la alegría. No es eso. Yo creo que hay que comer de todo pero vigilando lo que comes. Y que no se me olvide: comer despacio. Que el cuerpo y el cerebro asuman lo que entra por la boca.

- Y qué deporte aconseja.

- Cuando era joven practicaba todos. Yo no sé si me gustaba el deporte o la sensación de agotamiento tras hacerlo que es sensacional. Antes corría varios kilómetros y me sentía genial. Hoy camino una hora u hora y media y me siento igual de bien. Hay que adaptarse cada uno a su edad. Y otra cosa, con el deporte se digiere mejor, yo noto que la circulación digestiva, por llamarlo así, funciona mucho mejor. Y sí, antes de que lo pienses: vas mucho mejor al baño, porque mueves el intestino.

- ¿Cómo se vigila usted en las comidas?

- Tengo cuidado con la carne. Con las grasas. Pero como de todo. También tengo una característica personal que es que al cabo del rato comiendo valoro lo que "me pesa" la comida en el estómago. Otra circunstancia es que me gustan los zumos naturales, que también llenan el estómago pero al ser líquido se asimila mejor.

- Incide usted mucho en la digestión.

- Es fundamental. La persona debe vigilar cómo reacciona cada alimento en su organismo. Si algo te cuesta digerirlo piensa el porqué. ¿Lo has combinado con un alimento inapropiado? ¿Es algo que te sienta mal siempre? No hay que dramatizar. Hay que tomar consciencia del por qué de las cosas. Y por supuesto si hay algún problema serio hay que ir al médico.

- ¿Usted ha tenido algún problema con la alimentación como para ir al médico?

- Si no fuera por las pocas veces que me he torcido un tobillo corriendo o algún accidente tonto casi ni estreno la cartilla del seguro.

- Algún papel jugará la genética.

- Yo me siento una persona normal.

- Su planta es estupenda para su edad.

- La gente me lo dice pero yo no siento que mi "máquina" sea mejor ni peor. Lo única que era poco más alto de la media, supongo que por eso me cogieron en la policía.

- ¿Cómo se metió a Policía?

- Eran los años 70 y la condición más importante para entrar en la policía era tener estatura y estar en forma. Bueno y más cosas pero por aquel entonces lo importante era la forma.

- Usted fue siempre policía local.

- Sí entré a prueba. Fui ganando puntos, estudiando por las tardes, no había mucho que estudiar recuerdo que lo principal era un librillo de pocas páginas tamaño cuartilla. Salieron las oposiciones y aprobé. Las pruebas físicas no fueron un problema porque yo siempre he estado muy en forma. Me gustaba el deporte, correr, el baloncesto, bicicleta, etc.

- Un trabajo con peligro.

- En aquella zona era más peligroso que por aquí porque teníamos el tema de la droga y del turismo que suele crear conflictos. Aunque como policía local tampoco teníamos posibilidades de ahondar en los temas. Eso era cosa de brigadas especiales, guardia civil, etc.

- Pero estos temas también los tocaban.

- Muchas veces te encontrabas el problema más que buscarlo. Igual parabas a alguien que iba haciendo eses con el coche por el pueblo y resultaba que iba hasta arriba de coca, y llevaba más todavía en el maletero como nos ocurrió con un pequeño traficante de la zona que acababa de "repostar". Llevaba por lo menos cinco kilos en una bolsa de deporte. Aquello fue un problema.

- ¿Por qué?

- La gente cuando ve en la tele que la policía pilla a alguno de estos individuos se piensa "hombre qué bien, menos droga en la calle". Sí pero la gente se piensa que el camello y los que le suministran ¿Se quedan tan tranquilos? ¿Se creen que cuando les has hecho perder un montón de dinero lo asumen? En absoluto. Van a por tí.

- ¿Sufrió presiones?

- Sí aunque yo era el joven por aquel entonces mi compañero lo llevó peor. Le dieron una paliza. Fue fuera de servicio y no se pudo demostrar que tenía algo que ver con el tema de la coca, pero durante la tunda se lo dejaron bien claro.

- Tenía usted vocación de policía.

- En absoluto.

- ¿Y por qué se metió?

- Bueno de algo hay que vivir. Y esto me vino fácil. Tenía buena estatura, era deportista, no bebía, no fumaba... Era un buen elemento, supongo. También en aquellos tiempos no era tan difícil entrar en estos trabajos en los que ahora hay bofetadas por entrar.

- En cuanto a la droga de las rutas del bacalao.

- Como ya he dicho ese no era nuestro tema pero como policía local ves cosas y acabas sumando dos y dos. A mi generación la destrozó la droga. No había información. Durante los 70 a principios de los 80 la gente cayó como moscas por sobredosis o complicaciones derivadas de la droga. Cuando lo cuento a los jóvenes ni se lo creen lo que fue aquello.

- ¿Cuándo se sintió usted policía de verdad?

- Cuando empiezas a observar a la gente. En un momento dado asumí que me pagaban por observar y empecé a mirar a mi alrededor de otra manera. Empiezas a ver a unos con un nivel de vida demasiado alto, coches caros, gente que se movía por las noches, una serie de cosas a las que antes era insensible. De repente se te abre el ojo. Ahí empecé a sentirme policía. Siempre dentro de mi nivel y sin buscarme problemas innecesarios.

- Pero estamos hablando de España, no de la mafia siciliana.

- Tú no sabes lo que hay por allí abajo. En algunas urbanizaciones tienes todas las mafias juntas. La italiana, la rusa, china, de todo. Y viven juntos como buenos vecinos. Hacen barbacoas juntos y todo. Luego igual se matan a tiros pero eso ya es otra cosa.

- Y ustedes cómo actúan con esa gente.

- De ninguna manera. Esas circunstancias como te digo eran de otro nivel. No obstante como te digo cosas veías y las comentabas.

- ¿Con quién se comenta ese tipo de cosas?

- Hay que tener cuidado con quién hablas sobre según qué temas no vaya a ser que al que se lo dices esté metido en el tema. Cuando veías algo gordo o que a tí te lo parecía lo hablabas con algún compañero de otros servicios. Siempre hay gente que trabaja con honradez. De vez en cuando quedábamos los policías de la zona para tomar un café o para cenar. Ahí comentas las cosas y nos coordinamos unos con otros, más a nivel policial que administrativo o político.

- También a nivel policial habrá algún garbanzo negro.

- Es muy difícil mantener la integridad a todas horas toda tu vida. Repito que yo era policía municipal, pero cuando veo en la televisión una redada y veo esas inmensas cantidades de dinero apiladito encima de una mesa entiendo que hay que ser de acero para no caer en la tentación. Hay que entender que en este trabajo arriesgas mucho, hasta los municipales. El nivel de tensión a veces es alto. Y los sueldos son muy muy bajos. Yo durante años no cobré o cobré una miseria por las horas extras. Tenía compañeros en otros cuerpos de policía que tenían que hacer controles de alcoholemia a las tantas de la mañana y no cobraban horas extras. Total para que se te lleve por delante un conductor borracho. Estas cosas queman una barbaridad.

- No se ofenda. Usted tuvo tentaciones.

- No. Eso va también con cada cual. No tuve oportunidades pero cuando se dio alguna nunca me dio por liarme la cabeza. Yo llevaba el sueldo a casa y punto. Nos apañábamos.

- ¿Y en casa cómo se vive el tener un policía?

- Bueno. Bien. No he tenido grandes problemas y en casa yo no he comentado temas del trabajo porque no haces más que preocupar innecesariamente. En la mesa de la cocina se habla de la casa, hablas con tu mujer de los estudios de la hija, cosas así...

- ¿Cuántos hijos tiene?

- Una hija. Estudió en Madrid. Hizo derecho. Está preparando oposiciones. Fue un esfuerzo importante que estudiara. Fue muy buena estudiante y buena deportista también.

- Alguna anécdota más sobre su trabajo.

- Sí. En una ocasión le pusimos una multa a un extranjero por exceso de velocidad. El individuo, que conducía un deportivo, se nos vino encima en medio del pueblo. Lo identificamos y le pusimos una multa. El tío, que recuerdo que llevaba la cabeza rapada, hablaba mal el español pero fue muy educado y se disculpó. Al cabo de las semanas nos comunicaron que estaba buscado en nosecuantos países. Traficante, asesino, asesino de policías. Aún hoy me dan escalofríos al recordarlo. Hay que pensar que entonces no había ordenadores, mucho menos en los cochecillos con los que patrullabas.

- El trabajo también tendrá sus anécdotas buenas.

- Bueno ha habido situaciones cómicas. Una vez se declaró un fuego en una casa de citas en un chalé que por allá hay a docenas. Acudimos a ayudar a los bomberos... La gente salía corriendo hasta por las ventanas. Empresarios, políticos... todos en calzoncillos... Aquella sí que fue buena. Otra ocasión persiguiendo a un landroncillo por los tejados en la zona del puerto mi compañero lo fue siguiendo dando saltos de un tejado a otro hasta que pisó en uno viejo y se hundió en él. Se quedó enganchado al nivel de las axilas con los brazos abiertos, vamos como en los cuentos del mortadelo. No podíamos sacarlo de lo que nos reíamos incluso él, que estaba magullado, no podía hacer fuerza de lo que se reía.

- Algo que añadir

- Nos hemos desviado del tema. Igual he hablado de más. Lo pasado pasado está.


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